(Hay regalos que no tienen precio y éste es uno de ellos)
Agradecido por siempre
Chema García
La Última Batalla
(Poema de José Senovilla, Peregrino de la Poesía)
(Intercambio de posts en blogs amigos)
Antes de leer, abajo conecta la música para que suene de fondo
la mirada perdida de las palabras
sonidos penetrando en el alma.
Serio le decían lo siento así es la vida
hoy te ha tocado a ti, mala suerte alma mía
haremos todo lo posible le asentía
y el mundo, su mundo se caía.
Volvía doblado para su lar
cruzó delante de un bello lugar
lugar que no visitaba desde la niñez
por eso ese día se decidió a entrar
y entró haciéndolo con timidez.
Al fondo estaba el altar
en un banco una anciana rezaba
movía en sus manos cruces esclavas
y se sentó y se arrodilló y rezó
después, muy poco después se marchó.
Cabeza baja mantenía al caminar
aún seguía su regreso al lar,
un parque sin niños atravesó
y también allí paró y lágrimas derramó.
Sordo sin silencios caminaba
iba camino de su lar, ella le esperaba,
pero un puente con río dentro
cruzaba en esos momentos
la corriente le atraía magnéticamente
era en esos instantes un demente
y no saltó, sí lo atravesó y lloró nuevamente.
Perdió el rumbo hacia su lar
ahora caminaba por caminar
trataba de digerir su indigesto penar
y caminó y lejos llegó, por fin paró
estaba en un lugar encantado
siempre recordado y abandonado
allí yacía su madre, en tierra dorada
con mármol blanco adornada.
Clavó sus rodillas de frente al yaciente
contó con detalle su desgracia
esperando sin consuelo que le hablara
y no le habló y él cayó, pero no se levantó,
despierto ensoñaba a su madre amada.
Ella seguía sonriendo en su encuentro
sabía que así mostraba su lado bello
aunque sólo fuera eso, un recuerdo,
recuerdo inmortal de amor intenso
que le abrazaba con gancho de hierro.
Él sabe que está todo perdido
se abraza perdiendo casi el sentido
ahora ya no es un niño vivaz
que percibía en cada amanecer
las rosas, las nubes y los pájaros también
tenía entonces abundante su ansia de saber.
Llegan palabras de lecciones
aquellas lecciones que tanto le gustaban
“la esencia de tu vida vive en tu alma”
así con ellas su mamá se despedía
recordándole que su corazón,
tal como hoy, tal como hacía ahora,
confirmaba su promesa a pie de la muerte
“más allá, ahí, sí, allí aún mi corazón te hablará”.
La tarde se extenúa y lejos está su lar
caminando, camina de nuevo a su hogar,
llegó a rezar, llegó a quererse matar,
habló con su mamá y ahora su carga,
esa carga y ese pesar eran más ligeros
ya no lloraba al andar, sus oídos volvían a oler
aromas y ruidos de su niñez.
Abre con ganas la puerta, ella le espera,
también se espera lo que le cuenta,
pero lo que nunca se esperaba
fue aquellas palabras valentonas
que sin trabar con lloros él esbozó
dando a todos una gran lección:
Me enfrento a la Batalla Final
no sé si de esta vivo saldré,
pero sí te aseguro querida esposa
que lucharé, sin Dios en mis filas
no puedo pedirle que muera,
muera por mí otra vez.
Lucharé sin desfallecer,
la muerte no se busca, ella te encuentra
y en esta batalla el escondite,
ese juego que tanto me gustaba,
el escondite será mi mejor arma.
Encontré sin querer una luz
la luz de la esperanza, la luz de las enseñanzas,
el camino luminoso, la munición de mi alma.
Lucharé a muerte en esta Batalla Final.
A tu lado, contigo, conmigo,
con mucho miedo yo te digo
que nunca nada estuvo totalmente perdido.
Gracias Chema por dar posada a este viajero y además por ser tan gran persona, tenerte en mi camino es una luz que ilumina mi blogosfera.
José Senovilla